sábado, 14 de abril de 2012

EL FUTURO DE LA TELEVISION NACIONAL


Ya antes de la tragedia de Juan Fernández, en TVN, de cuyo Directorio soy miembro, nos preguntábamos sobre el futuro de la televisión abierta y el de un canal como el nuestro. Como se sabe, en sus inicios, hace medio siglo, la televisión chilena se asignó a las universidades. Luego se creó el canal estatal que, más tarde, el gobierno militar utilizaría sin miramientos. Como reacción a ello, después del retorno a la democracia, la ley formó la actual TVN con plena autonomía, una misión nacional y la obligación de autofinanciarse. Es el único canal estatal del mundo sujeto a estas reglas.

Paralelamente, surgieron y crecieron otros canales. De todos ellos, sólo mantuvieron un sentido de “misión” TVN, hasta hoy, y el Canal 13, hasta 2010.

Ahora bien, para autofinanciarse TVN necesita vender publicidad y los avisadores escogen anunciar en los programas que la mayoría de la gente ve con más frecuencia. Por su parte, en la privacidad de sus hogares, los televidentes sintonizan programas más livianos que los que declaran públicamente que prefieren. Por ello, la programación cultural deja pérdidas. Para sostenerla, TVN debe primero ganar dinero produciendo lo que la gente quiere ver.

Con todo, pese a estas limitaciones, TVN ha cumplido largamente con su misión gracias a dos factores: el gran profesionalismo y dedicación de sus trabajadores y el hecho de que el público lo siente como el Canal de Chile. Una muestra de esto último es la transmisión del 21 de mayo o el 19 de septiembre que es la misma en todos los canales pero es más vista en TVN.

Servir a los chilenos y contribuir a la unidad nacional es uno de los objetivos centrales de la misión de TVN y pocos programas lo han cumplido tan plenamente como Buenos Días a Todos, que perdió a cinco miembros de su equipo en el terrible accidente de Juan Fernández. Muchísimos chilenos sienten que este programa es una cercana compañía cotidiana, como lo muestra el desborde de afecto que se expresa en la vigilia de multitudes frente al canal y en los cientos de miles de mensajes recibidos.

¿Y ahora qué? Desde luego, acompañar a las familias y agotar los esfuerzos por encontrar a todas las víctimas del accidente. Pero el tiempo es implacable. Mientras en el Congreso Nacional se discute legislación sobre la TV digital y sobre TVN, la tecnología está transformando la comunicación audiovisual masiva de modo impensado. También, pasada la pausa que impone el luto, se retomará la dura competencia entre canales.

Mantener una televisión nacional independiente de todo gobierno, sigue teniendo sentido. Sin embargo, los primeros veinte años del modelo actual de TVN están llegando a su fin. Ello coincide con el sentimiento nacional de que otros aspectos centrales de nuestro “pacto social” necesitan una reforma de fondo. El modo de abordar todos ellos es uno mismo: escuchar, deliberar y, sobre todo, mantener un profundo sentido de país y de propósito superior.

Así lo entendieron quienes viajaban en el malogrado avión. Sin buscarlo intencionadamente, ellos y su noble misión conjunta nos dieron un ejemplo de la entrega, unidad y solidaridad de que podemos ser capaces.

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